Visualizzazione post con etichetta Conversiòn de los pecadores. Mostra tutti i post
Visualizzazione post con etichetta Conversiòn de los pecadores. Mostra tutti i post

sabato 20 luglio 2013

Domingo XVI Tiempo Ordinario. - C - San Lucas 10, 38-42. // 21 de Julio 2013 //



"MARTA, MARTA, TE PREOCUPAS 
POR MUCHAS COSAS"






Al punto comprendo que se trata de Magdalena porque como primera cosa, veo que trae un vestido rosa-lila, color de malva. Nada de adornos preciosos. Su cabellera se la ha amarrado tras de la nuca. Parece más joven de cuando llevaba mundanal vida. No tiene esa mirada desvergonzada de "pecadora", ni siquiera la abatida de cuando escuchaba la parábola de la oveja, ni la avergonzada y llorosa de cuando estuvo en la sala del fariseo... Su mirada ahora es tranquila, limpia como la de un niño, su sonrisa serena.

MAGDALENA LANZA UN GRITO DE ALEGRÍA.
"¡YA VINO, MARTA!
 NOS DIJERON LA VERDAD. 
EL RABÍ ESTÁ AQUÍ" 

Está apoyada a un árbol que hay en los límites de la propiedad de Betania y mira hacia el camino. Está aguardando a alguien. Luego lanza un grito de alegría. Se vuelve a la casa y lanza otro, para que la oigan, y luego con su hermosa e inconfundible voz: "¡Ya vino, Marta! Nos dijeron la verdad. El Rabí está aquí" y corre a abrirle el pesado cancel que rechina. No da tiempo de que lo hagan los siervos. Sale al camino con los brazos extendidos, como hace un niño cuando corre al encuentro de su madre: "¡Oh, Raboni!"  y se arrodilla a los pies de Jesús, besándoselos entre el polvo del camino.
"La paz sea contigo. Vengo a descansar bajo tu techo."

EL MAESTRO Y LOS DISCÍPULOS SON RECIBIDOS 
CON MUCHO CARIÑO 
EN LA CASA DE LÁZARO EN BETANIA

"¡Oh, Maestro mío!" repite levantando su cara con una expresión de reverencia, de amor, de alegría, de júbilo.
Jesús le ha puesto la mano sobre la cabeza y parece como de nuevo la absolviera.
Se levanta y al lado de Jesús entra. Los criados y Marta han acudido. Los criados con jarras y vasos, Marta, sólo con su amor.
Los apóstoles, encalorizados, beben de las bebidas preparadas. Quieren ofrecerle a Jesús primero, pero Marta se les adelanta. Toma una taza llena de leche y se la da. Ha de saber que le gusta mucho.

"ID A AVISAR A LOS QUE CREEN, 
QUE ESTA TARDE LES HABLARÉ."

Después que los discípulos han bebido, les dice: "Id a avisar a los que creen, que esta tarde les hablaré."
Los apóstoles se desparraman en diversas direcciones.
Jesús entra en medio de las dos hermanas.
"Ven, Maestro" dice Marta. "Mientras llega Lázaro descansa, y toma algo."

MAGDALENA LAVA Y BESA LOS PIES DE JESÚS  

Entran en una habitación fresca que da al portal sombreado. Regresa Magdalena que había ido a traer una jarra de agua, y a quien sigue un criado con una palangana. Quiere lavarle personalmente los pies. Desata las sandalias polvorientas, se las da al criado para que las limpie junto con el manto. Luego mete los pies en el agua ligeramente teñida de color rosa, los seca y los besa. Luego cambia el agua, y le ofrece otra limpia a Jesús para las manos. Mientras espera al criado con las sandalias, acaricia los pies de Jesús. Antes de ponérselas, los besa, diciendo: "Santos pies que caminasteis tanto por buscarme."
Marta, bastante práctica, pregunta: "Maestro, ¿fuera de tus discípulos vendrá alguien más?"
"No sé exactamente. Pero puedes preparar para otros cinco."
Marta se va.

MAGDALENA SALE JUNTO CON JESÚS. 
CAMINAN POR SENDEROS EN MEDIO DE JARDINES,
HASTA LA FUENTE DONDE HAY PECES.

Jesús sale al jardín sombreado. Trae sólo su vestidura azul oscura. El manto, que cuidadosamente ha doblado Magdalena, se queda sobre un banco de la habitación. Magdalena sale junto con Jesús. Caminan por senderos en medio de jardines, hasta la fuente donde hay peces.
Apenas una que otra salida de los peces, o el chorrito delgadísimo y alto se eleva del grifo, turba el agua tranquilísima. Hay asientos cerca de la amplia piscina de donde salen algunos pequeños caños para irrigación, y creo que uno de ellos sea el que alimente la fuente de los peces, y los demás vayan a regar plantas o flores.
Jesús se sienta teniendo el borde de la piscina enfrente. Magdalena a sus pies, sobre la verde hierba. Al principio ninguno de los dos habla. Se ve que Jesús goza del silencio y del lugar fresco. Magdalena se siente dichosa de contemplarlo.
Jesús juega con el agua. Mete sus dedos, la peina, luego mete toda la mano. "¡Qué bella es esta agua pura!"
Magdalena: "¿Te gusta mucho, Maestro?"
"Sí, porque está muy limpia. Mira, no tiene trazas de fango. El agua está tan pura que parece no haya nada. Podemos leer las palabras que se dicen los pececillos..."
"Como se lee en el fondo de las almas puras. ¿No es así, Maestro?" y da un suspiro.

"¿DÓNDE ESTÁN LAS ALMAS PURAS, MAGDALENA? 
ES MÁS FÁCIL QUE UN MONTE CAMINE 
QUE NO UN HOMBRE SEPA MANTENERSE PURO
 CON LAS TRES CLASES DE PUREZA.

"¿Dónde están las almas puras, Magdalena? Es más fácil que un monte camine que no un hombre sepa mantenerse puro con las tres clases de pureza. Muchas cosas rodean al adulto, fermentan a su alrededor, y no siempre puede impedirse que le penetren. No tenemos más que a los niños que tienen un alma angelical, una alma que ignora lo que puede convertirse en fango. Por esto los amo mucho. Veo en ellos un reflejo de la Pureza infinita. Son los únicos que traen consigo un recuerdo de los cielos.

MI MADRE 
ES LA MUJER DE ALMA DE NIÑO. 

MUCHO MÁS. 
ES LA MUJER CON ALMA ANGELICAL, 
COMO LO FUE EVA 
CUANDO SALIÓ DE LAS MANOS DEL PADRE


MI MADRE
 ES MÁS PURA QUE EL PRIMER LIRIO
 QUE PERFUMÓ LOS VIENTOS. 

SU PERFUME DE VIRGEN INVIOLADA 
LLENA CIELOS Y TIERRA, 

Y AL PERCIBIRLO EN POS DE ÉL 
IRÁN LOS BUENOS
 EN EL CORRER DE LOS SIGLOS.



Mi Madre es la Mujer de alma de niño. Mucho más. Es la Mujer con alma angelical, como lo fue Eva cuando salió de las manos del Padre. ¿Puedes imaginar como habrá sido el primer lirio que floreció en el jardín terrenal? Son tan bellos, como estos que besa el agua. ¡Pero el primero que salió de las manos del Creador! ¿Era flor? ¿Era diamante? ¿Eran pétalos u hojas de plata finísima? Y sin embargo mi Madre es más pura que el primer lirio que perfumó los vientos. Su perfume de Virgen inviolada llena cielos y tierra, y al percibirlo en pos de él irán los buenos en el correr de los siglos.

EL PARAÍSO ES 
LUZ, PERFUME, ARMONÍA. 

PERO SI EN ÉL
 EL PADRE
 NO GOZASE AL CONTEMPLAR A LA TODA HERMOSA 
QUE HACE DE LA TIERRA UN PARAÍSO, 
SI ESTE TUVIERA ALGÚN QUE CARECER DEL LIRIO VIVO 
EN CUYO SENO ESTÁN 
LOS TRES PISTILOS DE FUEGO DE LA DIVINA TRINIDAD, 
SU LUZ, SU PERFUME, SU ARMONÍA, 
SU ALEGRÍA PADECERÍAN MENGUA. 

LA PUREZA DE MI MADRE 
SERÁ LA PIEDRA PRECIOSA DEL PARAÍSO.

El paraíso es luz, perfume, armonía. Pero si en él el Padre no gozase al contemplar a la Toda Hermosa que hace de la tierra un paraíso, si este tuviera algún que carecer del Lirio vivo en cuyo seno estás los tres pistilos de fuego de la Divina Trinidad, su luz, su perfume, su armonía, su alegría padecerían mengua. La pureza de mi Madre será la piedra preciosa del Paraíso. ¡Y qué inmenso es! ¿Qué dirías de un rey que tuviese una sola piedra preciosa en su tesoro? ¿Aunque fuese la joya por excelencia?.

DESPUÉS QUE LA DOCTRINA VERDADERA Y SANTA 
LA CONOZCAN LOS HOMBRES, 

DESPUÉS QUE MI MUERTE 
HAYA DEVUELTO LA GRACIA A LOS HOMBRES, 

PODRÁN LOS ADULTOS CONQUISTAR LOS CIELOS, 
QUE DE OTRO MODO NO,...

¿SERÁ EL PARAÍSO SÓLO DE LOS PEQUEÑUELOS? 
¡OH, NO! 

CONVIENE SER COMO ELLOS, 
PERO TAMBIÉN PARA LOS ADULTOS 
ESTÁ ABIERTO EL REINO.

Cuando habré abierto las puerta del reino de los cielos... -no suspires, para esto he venido- muchas almas de justos y de niños entrarán, sombra de candor, detrás de la púrpura del Redentor. Pero serán pocospara poblar de joyas los cielos y convertirse en ciudadanos de la eterna Jerusalén. Y luego... después que la doctrina verdadera y santa la conozcan los hombres, después que mi muerte haya devuelto la gracia a los hombres, podrán los adultos conquistar los cielos, que de otro modo noporque la pobre vida humana es un fango que mancha. ¿Será el paraíso sólo de los pequeñuelos? ¡Oh, no! Conviene ser como ellos, pero también para los adultos está abierto el reino.

¿VES ESTA AGUA? 
PARECE LÍMPIDA. 

PERO OBSERVA: 
BASTA CON QUE CON UNA CAÑA 
LA REMUEVA EN EL FONDO QUE SE ENTURBIA 

PERO SI SACO LA CAÑA, 
TORNA EL AGUA A SER PURA, A SER LÍMPIDA Y BELLA.

EL JUNCO: EL PECADO. 

LO MISMO SUCEDE CON LAS ALMAS, 
EL ARREPENTIMIENTO ES LO QUE LAS LIMPIA, 
CRÉEME..."

Como pequeñuelos... ¡He aquí la pureza! ¿Ves esta agua? Parece límpida. Pero observa: basta con que con una caña la remueva en el fondo que se enturbia. Se ve el fango, el lodo. La clara agua, se pone amarilla, nadie bebería de ella. Pero si saco la caña, torna el agua a ser pura, a ser límpida y bella. El junco: el pecado. Lo mismo sucede con las almas, el arrepentimiento es lo que las limpia, créeme..."

LLEGA MARTA ANSIOSA: 
"¿TODAVÍA ESTÁS AQUÍ,  MARÍA? 
¡Y YO TAN AFANADA!...

Llega Marta ansiosa: "¿Todavía estás aquí,  María? ¡Y yo tan afanada!... Pasa el tiempo. Pronto vendrán los convidados y hay mucho quehacer. Las criadas están haciendo el pan, los siervos despellejando y cociendo la carne. Yo estoy preparando las mesas, las bebidas. Todavía falta la fruta. Hay que preparar el agua de menta y de miel..."
Magdalena escucha sí y no las quejas de su hermana. Con una sonrisa de felicidad sigue mirando a Jesús, sin moverse de su lugar.
Marta acude a Jesús: "¡Maestro, mira cómo estoy de acalorada! ¿Te parece justo que sea la única en quebrarme los huesos? Dile que me ayude." Marta está turbada.
Jesús la mira con una sonrisa mitad dulce, mitad un poco irónica, mejor dicho, un poco burlona.
Marta repite: "Lo digo en serio, Maestro. Mira ¡qué vida tan descansada y ociosa tiene, mientras yo me muero de fatiga! ¡Y aquí!..."

DEJA QUE SE ASEGURE. 
CON ESTA COSA "NUEVA" DEBE OLVIDAR EL PASADO 
Y CONQUISTARSE LO ETERNO... 
QUE NO SE CONSIGUE SÓLO CON EL TRABAJO, 
SINO TAMBIÉN CON LA ADORACIÓN. 

QUIEN HAYA DADO UN PAN AL APÓSTOL 
Y AL PROFETA TENDRÁ RECOMPENSA, 

PERO 
DOBLE TENDRÁ 
QUIEN SE OLVIDE DE COMER POR AMAR, 
PORQUE MÁS QUE EL CUERPO VALE EL ESPÍRITU, 
PORQUE SUS VOCES SON MÁS PODEROSAS 
QUE LAS DEL OTRO. 

TE AFANAS POR MUCHAS COSAS, MARTA. 
ESTA POR UNA SOLA. 
LA QUE BASTA A SU CORAZÓN Y SOBRE TODO A SU SEÑOR 
Y A TU SEÑOR. 

IMITA A TU HERMANA. 

ELLA HA ESCOGIDO LA MEJOR PARTE, 
QUE JAMÁS SE LE QUITARÁ. 

CUANDO LOS CIUDADANOS DEL REINO 
NO TENDRÁN NECESIDAD DE VIRTUDES, 
LA ÚNICA QUE RESTARÁ SERÁ 

LA CARIDAD, 

Y PARA SIEMPRE. 

LA ÚNICA, CUAL SOBERANA.

Jesús se pone serio y le responde: "No está de ociosa, Marta. Muestra su amor. Antes sí que era una ociosa. Y tú lloraste tanto por esa ociosidad indigna. Tus lágrimas me impulsaron a que cuanto antes la salvara y la entregara a tu casto amor. ¿Quieres que no ame a su Salvador? ¿Quisieras verla lejos de aquí para que no te viera trabajar, lejos también de Mí? ¿Tendré que decir que esta (y le pone una mano sobre la cabeza) que vino de lejos, te ha sobrepujado en el amor? ¿Tengo que decir que esta que no conocía ni una palabra de bien, es ahora una maestra en la ciencia del amor? ¡Déjala en su tranquilidad! ¡Estuvo muy enferma! Ahora está convaleciendo al beber lo que le da fuerzas. Se vio tan atormentada... ahora, despertada de su pesadilla, miraa su alrededor, se mira a sí misma y ve que es nueva, y un mundo nuevo. Deja que se asegure. Con esta cosa"nueva" debe olvidar el pasado y conquistarse lo eterno... que no se consigue sólo con el trabajo, sino también con la adoración. Quien haya dado un pan al apóstol y al profeta tendrá recompensa, pero doble tendrá quien se olvide de comer por amar, porque más que el cuerpo vale el espíritu, porque sus voces son más poderosas que las del otro. Te afanas por muchas cosas, Marta. Esta por una sola. La que basta a su corazón y sobre todo a su Señor y a tu Señor.  Despreocúpate de las cosas inútiles. Imita a tu hermana. Ella ha escogido la mejor parte, que jamás se le quitará. Cuando los ciudadanos del reino no tendrán necesidad de virtudes, la única que restará será la caridad, y para siempre. La única, cual soberana. Magdalena ha escogido esta y esta será su escudo y su bordón. Con esta, como sobre alas de algún ángel, llegará a mi cielo."

Marta baja la cabeza mortificada y se va.

"Mi hermana te ama mucho y se muere por honrarte..." dice por excusarla.

MARTA SE PONDRÁ MÁS LIMPIA 
CON LAS PALABRAS QUE LE HE DICHO... 

TÚ... 

POR LA SINCERIDAD DE TU ARREPENTIMIENTO.

"Lo sé y recibirá su recompensa, pero hay que pulirle, como se va limpiando esta agua, su mentalidad humana. ¡Mira cómo se ha ido limpiando mientras hablábamos! Marta se pondrá más limpia con las palabras que le he dicho... Tú... por la sinceridad de tu arrepentimiento.

"NO, 
PORQUE ME HAS PERDONADO, MAESTRO. 

MI ARREPENTIMIENTO NO HUBIERA SIDO SUFICIENTE 
PARA LAVAR MI GRAN PECADO..."

"No, porque me has perdonado, Maestro. Mi arrepentimiento no hubiera sido suficiente para lavar mi gran pecado..."

"BASTABA 
Y BASTARÁ A TUS HERMANAS QUE TE IMITARÁN. 

A TODOS LOS POBRES ENFERMOS DEL ESPÍRITU.

 EL ARREPENTIMIENTO SINCERO 
ES UN FILTRO QUE DEPURA; 

EL AMOR 
ES LA SUSTANCIA QUE PRESERVA 
DE TODA CONTAMINACIÓN. 

ESTA ES LA RAZÓN 
POR LA QUE LOS ADULTOS PECADORES 
PODRÁN VOLVER A SER INOCENTES COMO NIÑOS 
Y ENTRAR TAMBIÉN EN MI REINO.

"Bastaba y bastará a tus hermanas que te imitarán. A todos los pobres enfermos del espíritu. El arrepentimiento sincero es un filtro que depura; el amor es la sustancia que preserva de toda contaminación.Esta es la razón por la que los adultos pecadores podrán volver a ser inocentes como niños y entrar también en mi reino. Vamos ahora adentro, para que Marta no sufra mucho. Llevémosle la sonrisa de un Amigo y de una hermana."
VII.  447-451

COR MARIAE IMMACULATUM
INTERCEDE PRO NOBIS!
A. M. D. G. et B.V.M.

mercoledì 12 giugno 2013

CONSIDERACIONES SOBRE LA CONVERSIÓN DE MARÍA MAGDALENA


CONSIDERACIONES SOBRE LA 
CONVERSIÓN DE MARÍA MAGDALENA






He estado pensando en este día en lo que me dijo Jesús ayer por la tarde y en lo que vi y comprendí aunque no se me dijo.
Nada más por no dejar le digo que la conversación de los invitados, en lo que pude entender, esto es, la que dirigían a Jesús, giraba alrededor de las nuevas del día: los romanos, la Ley combatida por ellos y la misión de Jesús como Maestro de una nueva escuela. Bajo la aparente benevolencia, podía uno caer en la cuenta de que eran preguntas maliciosas y capciosas para hacerlo caer en algún lazo. Cosa de ningún modo fácil, porque Jesús, con pocas palabras daba una respuesta justa y concluyente.
Por ejemplo a la pregunta de en qué particular escuela o secta se había hecho maestro, sencillamente respondió: "En la escuela de Dios. A Él sigo en su santa Ley, y procuro que se renueve completamente en estos pequeños (y miró con amor a Juan y  en Juan a todos los rectos de corazón), así como fue en el día en que el Señor Dios la promulgó en el Sinaí. Llevo nuevamente los hombres a la luz de Dios".
A la pregunta de qué pensaba sobre el abuso de César, que se había hecho dominador de Palestina, respondió: "César es lo que es, porque así quiere Dios. Recuerda al profeta Isaías. ¿No acaso llama él, por inspiración divina, a Asur "bastón" de su cólera, la vara que castiga al pueblo de Dios, que se ha separado mucho de Él? ¿Y no dice, que después de haberlo empleado para el castigo, lo destrozará porque se aprovechó de su encargo, pues se hizo muy soberbio y cruel?"
Estas son las dos respuestas que me llamaron más la atención. 

Esta tarde, mi Jesús me dijo sonriendo:
"Me gustaría llamarte como a Daniel. Eres la de los deseos, y a la que quiero mucho porque desea tanto a Dios. Podría decirte lo que mi ángel dijo a Daniel: "No temas, porque desde el primer día en que trataste de comprender y de castigarte en la presencia de Dios, tus oraciones fueron escuchadas, y por eso vine". No es el ángel quien te habla. Soy Yo quien te está hablando: Jesús.

SOY MISERICORDIA VIVIENTE. 
Y MÁS RÁPIDO QUE EL PENSAMIENTO 
LLEGO A QUIEN SE VUELVE A MÍ.

Siempre, María, vengo cuando alguien "trata de comprender". No soy un Dios duro y severo. Soy misericordia viviente. Y más rápido que el pensamiento llego a quien se vuelve a Mí.
Lo mismo hice con la pobre María de Mágdala, que estaba tan inveterada en el pecado. Veloz fui con mi espíritu, apenas sentí que se levantaba en ella el deseo de comprender: comprender la luz de Dios y comprender su estado de tinieblas. Y me hice luz para ella. 

HABLABA YO AQUEL DÍA A MUCHA GENTE,
 PERO EN REALIDAD LE HABLABA A ELLA SOLA.

Hablaba Yo aquel día a mucha gente, pero en realidad le hablaba a ella sola. No veía más que a ella que se había acercado, llevada de un impulso de su corazón, que luchaba contra la carne que la había esclavizado. No tenía ante mis ojos sino a ella con su pobre carita envuelta en la tempestad, con su forzada sonrisa que escondía, bajo un vestido que no era suyo; y que era un desafío al mundo y a sí misma ese gran llanto interno. No veía más que a ella, a la ovejita metida entre las espinas; a ella que sentía nauseas de su vida.

DEJÉ QUE MI PALABRA Y MI MIRADA BAJASEN EN ELLA 
Y FERMENTASEN, PARA QUE AQUEL IMPULSO DE UN MOMENTO 
SE CONVIRTIESE EN EL FUTURO GLORIOSO DE UNA SANTA

No dije palabras llamativas, ni toqué un argumento que se pudiese referir a ella, que era bien conocida como pecadora, para no mortificarla y para no obligarla a huir, avergonzarse a venir. No toqué ese argumento.Dejé que mi palabra y mi mirada bajasen en ella y fermentasen, para que aquel impulso de un momento se convirtiese en el futuro glorioso de una santa. Hablé con una de las más dulces parábolas: un rayo de luz de bondad derramado para ella particularmente. Y aquella tarde cuando entraba en la casa del rico soberbio, en la que mi palabra no podía fermentar para una gloria futura, porque era muerta con la soberbia farisea, sabía bien que ella vendría, después de haber llorado mucho en su habitación donde pecó, bajo la luz de aquel llanto que había decidido su porvenir.
Los hombres que ardieron de lujuria, al verla entrar se alegraron en su carne y en su pensamiento. Todos menos Yo y Juan, la desearon. Todos creyeron que hubiese ido por uno de esos caprichos que bajo la presión del demonio, la arrojaban en aventuras imprevistas. Pero Satanás estaba ya vencido. Y sintieron envidia al ver que a ninguno de ellos se dirigía, sino a Mí.
El hombre ensucia siempre aun las cosas más puras, cuando sólo es carne y sangre. Sólo los puros ven lo justo porque el pecado no turba su pensamiento. María, que el hombre no comprenda, esto no debe asustarlo. Dios comprende y es suficiente para el cielo.

LA GLORIA QUE VIENE DE LOS HOMBRES 
NO AUMENTA CON UN GRAMO LA GLORIA 
QUE ES LA SUERTE DE LOS ELEGIDOS EN EL PARAÍSO.

 RECUÉRDATELO SIEMPRE.

La gloria que viene de los hombres no aumenta con un gramo la gloria que es la suerte de los elegidos en el paraíso. Recuérdatelo siempre. La pobre María de Mágdala fue siempre juzgada mal en sus buenas acciones, pero no en las malas, que se prestaban a ser bocados de lujuria a la insaciable hambre de los libidinosos. Se le criticó y se le juzgó mal en Naín, en casa del fariseo; se le criticó y se le reprendió en Betania, en su casa.

JUAN DA LA CLAVE DE ESTA ÚLTIMA CRITICA, DICE:
 "JUDAS... PORQUE ERA LADRÓN". 

YO AÑADO: 
"EL FARISEO Y SUS AMIGOS, PORQUE ERAN LUJURIOSOS". 
VES. LA VORACIDAD DE LOS SENTIDOS,...

Juan da la clave de esta última critica, dice: "Judas... porque era ladrón". Yo añado: "El fariseo y sus amigos, porque eran lujuriosos". Ves. La voracidad de los sentidos, la voracidad del dinero levantan su voz para criticar una acción buena. Los buenos no critican. Jamás. Comprenden.
Pero, te repito: no importa la crítica del mundo, lo que importa es lo que piensa Dios."
IV. 596-598
Cristo benedicente
A. M. D. G.

S. MARIA MAGDALENA EN LA CASA DE SIMÓN EL FARISEO

LA MAGDALENA EN LA CASA DE SIMÓN 
EL FARISEO






Para consuelo de mi mucho sufrir y para hacerme olvidar la maldad de los hombres, Jesús me concede esta bellísima visión.

DESCRIPCIÓN DE LA SALA DONDE SE CELEBRA EL BANQUETE

Estoy viendo una sala riquísima. Una lámpara con muchos quemadores arde en el centro. Las paredes están cubiertas con tapices bellísimos. Los asientos tienen incrustaciones y adornos de marfil y láminas preciosas. Los muebles son muy bonitos.
En el centro hay una mesa grande, cuadrada y que consta de cuatro mesas unidas. La mesa está preparada de modo que puedan estar a ella muchos convidados (todos hombres) y está cubierta con manteles muy preciosos y muy buena vajilla. Hay jarras y copas de mucho valor. Muchos criados van y vienen trayendo los manjares y sirviendo los vinos. En el centro del cuadrado no hay nadie. El pavimento está limpísimo. En él se refleja el candelero de aceite. Por la parte afuera del cuadrado hay lechos-asientos, que ocupan los convidados.
En la parte más retirada de la puerta, está el dueño de la casa con los invitados más importantes. Es un hombre ya de edad. Viste una túnica ceñido con una faja hermosamente recamada. En el cuello, en las mangas, en los bordes del mismo vestido se ven como cintas bordadas o galones, si uno cree mejor. La cara de este vejete no me gusta. Es una cara de hombre malo, frío, soberbio y codicioso.
En el lado opuesto, enfrente de él, está mi Jesús. Lo veo de lado, y diría mejor, por detrás, por las espaldas. Trae su acostumbrado vestido blanco, sus sandalias, y sus cabellos partidos en dos en la frente, y largos como de costumbre.
Noto que tanto Jesús como los comensales no se sientan, como yo me imaginaba que se sentarían sobre esta especie de sofás, esto es, perpendicularmente a la mesa, sino paralelamente a ella. En la visión de las nupcias de Caná no puse mucha atención a este particular. Había visto que comían apoyados sobre el codo izquierdo, pero me parecía que no estaban muy cómodos, porque los lechos no eran muy lujosos y eran mucho más cortos. estos son verdaderos lechos. Se parecen a los modernos divanes turcos.
Cerca de Jesús está Juan, y teniendo en cuenta que Jesús está apoyado sobre el codo izquierdo (como todos), Juan está entre la mesa y el cuerpo del Señor. Su codo está a la altura de la ingle del Señor, de modo que no le estorba comer, sino que antes bien le permite, si quiere, apoyarse confiadamente sobre su pecho.
No hay ninguna mujer. Todos hablan y el dueño de la casa de cuando en cuando se dirige, con exagerada condescendencia y con muestras claras de benignidad a Jesús. Es claro que quiere demostrarle y demostrar a todos los presentes que le ha hecho un gran honor en haberlo invitado en su rica casa, a él, el pobre profeta a quien se le toma por un poco exaltado...
Veo que Jesús corresponde a las cortesías. Elegantemente sonríe a quien le pregunta. Su sonrisa está llena de luz cuando Juan le habla o le ve.

ENTRA MARÍA MAGDALENA EN LA SALA DEL BANQUETE Y SE 
ARRODILLA ANTE JESÚS...

Veo que se abre la rica cortina que cubre el hueco de la puerta y que entra una mujer joven, hermosísima, vestida muy ricamente y peinada con sumo esmero. Su cabellera rubia es un adorno de pelluzgones artísticamente entrelazados. Parece como si trajese un yelmo de oto, pues así resplandece su abundante cabellera. Su vestido, si lo comparo con el que veo que siempre trae la Virgen María, podrá asegurar que es muy excéntrico y variado. Broches en las espaldas, joyas que sostienen los pliegues a la altura del pecho, cadenas de oro para hacer resaltar el pecho, faja con bullones de oro y piedras preciosas. Un vestido provocativo que hace resaltar los contornos de su bellísimo cuerpo. En la cabeza trae un tocado tan ligero que...no cubre nada; es algo que se viene a agregar a sus adornos. Sus pies calzan sandalias con broches de oro, de piel roja y con correas entrelazadas sobre el tobillo.
Todos se voltean a verla, menos Jesús. Juan la mira un instante, y luego se vuelve a Jesús. Los demás la miran con aparente y maligna complacencia. La mujer no los mira para nada y ni se preocupa del murmullo que se levantó cuando entró y del guiñeo de ojos que se hacen todos, menos Jesús y el discípulo. Jesús hace como si no cayese en la cuenta. Continúa hablando al dueño de la casa.
La mujer se dirige a Jesús. Se arrodilla a sus pies. Deposita al suelo una especie de jarra muy barriguda. Se levanta el velo y deja ver el broche precioso que sostiene los cabellos. Se quita los anillos de los dedos y pone todo sobre el lecho-asiento que está cerca de los pies de Jesús, y luego toma entre sus manos los pies, primero del derecho, luego el izquierdo, y desata las sandalias. Las pone en el suelo, luego besa con un gran llanto los pies. Apoya contra ellos su  frente, los acaricia y las lágrimas caen como una lluvia torrencial, que brilla al resplandor de la lámpara, y bañan esos pies adorados.

JESÚS LENTAMENTE VUELVE SU CABEZA. 
SU MIRADA AZUL SE DETIENE POR UN INSTANTE 
SOBRE AQUELLA CABEZA INCLINADA. 

UNA MIRADA QUE ABSUELVE. 
LUEGO VUELVE A MIRAR AL CENTRO. 
LA DEJA QUE LIBREMENTE SE DESAHOGUE.

Jesús lentamente vuelve su cabeza. Su mirada azul se detiene por un instante sobre aquella cabeza inclinada. Una mirada que absuelve. Luego vuelve a mirar al centro. La deja que libremente se desahogue.
Pero los otros no. Entre sí se mofan de ella, se guiñan los ojos, se ríen sarcásticamente. El fariseo se endereza un momento para ver mejor, y su mirada refleja un deseo, un tormento, una ironía. Refleja un deseo por la mujer. esto se le nota a las claras. Refleja un tormento, porque sin pedir permiso entró, cosa que podría dar qué decir a los demás, que la mujer frecuenta su casa. Refleja una ironía para Jesús...
Pero la mujer no se preocupa de nada. Continúa llorando con todas sus fuerzas, sin grito alguno. Sus lágrimas se mezclan con profundos suspiros. Luego se despeina. Se quita las peinetas de oro que sostenían el complicado peinado, y las pone junto a los anillos y al broche. Las guedejas de oro caen sobre las espaldas. Las toma con ambas manos, las pone en su pecho y las pasa sobre los pies bañados de Jesús, hasta que los ve secos. Luego mete los dedos en el pomo y saca una pomada ligeramente amarilla y olorosísima. Un aroma que tiene de lirio y de tuberosas se extiende por toda la sala. La mujer introduce una y otra vez los dedos, y extiende la pomada, y besa y acaricia los pies.
Jesús de cuando en cuando la mira con amorosa piedad. Juan se ha volteado sorprendido al oír el llanto Ahora mira a Jesús, ahora al grupo, ahora a la mujer.
El rostro del fariseo es cada vez más ceñudo. Oigo las palabras que refiere el Evangelio y las oigo acompañadas con un tono y una mirada que hacen bajar la cabeza al viejo envidioso.

OIGO LAS PALABRAS DE ABSOLUCIÓN QUE DICE A LA MUJER 
QUE ABANDONA A LOS PIES DE JESÚS SUS JOYELES.

Oigo las palabras de absolución que dice a la mujer que abandona a los pies de Jesús sus joyeles. Se ha echado encima el velo, cubriendo de este modo su cabellera despeinada. Jesús cuando le dice: "Vete en paz" le pone por un momento, pero con gesto benignísimo la mano sobre la cabeza inclinada.
IV. 591-594
Gesù Cristo il Salvatore


"SE PERDONA MUCHO A QUIEN AMA 
MUCHO"






Jesús me dice ahora: 

LO QUE HIZO BAJAR LA CABEZA AL FARISEO 
Y A SUS COMPAÑEROS, 
COSA QUE NO APARECE EN EL EVANGELIO 
SON LAS PALABRAS QUE MI ESPÍRITU A TRAVÉS DE MI MIRADA, 
DIRIGIÓ CUAL SAETAS EN AQUELLA ALMA SECA Y VORAZ. 

"Lo que hizo bajar la cabeza al fariseo y a sus compañeros, cosa que no aparece en el Evangelio son las palabras que mi espíritu a través de mi mirada, dirigió cual saetas en aquella alma seca y voraz. Respondí más de lo que se me había preguntado, porque nada se me ocultaba de los pensamientos humanos. El entendió mi mudo lenguaje, que contenía mayores reproches que los que pudiesen haber tenido mis palabras.

EN VERDAD TE DIGO, OH FARISEO, 
QUE ENTRE AQUELLA QUE ME AMA CON SU JUVENTUD PURA 

Y ESTA QUE ME AMA CON SU SINCERA CONTRICIÓN DE UN CORAZÓN
 QUE HA VUELTO A NACER A LA GRACIA, 
NO HAGO NINGUNA DIFERENCIA; 

Y AL QUE ES PURO Y A LA ARREPENTIDA LES DOY EL ENCARGO DE
 COMPRENDER MI PENSAMIENTO COMO NO LO HE HECHO CON NADIE.



ELLA SE HONRARÁ EN DAR EL ÚLTIMO TRIBUTO DE HONOR 
A MI CUERPO, 

Y RECIBIRÁ EL PRIMER SALUDO DESPUÉS DE MI RESURRECCIÓN,
 DESPUÉS DE MI MADRE

Le dije: "No. No hagas insinuaciones perversas para justificarte tú mismo ante tus ojos. Yo no tengo tu ansia sexual. Esta no ha venido a Mí porque el sexo la haya traído. No soy como tú ni como tus compañeros. Ha venido a Mí porque mi mirada y mis palabras, que por casualidad oyó, le iluminaron su alma, en la que la lujuria había creado tinieblas. Y ha venido porque quiere vencer los sentidos, y comprende, que siendo una pobre creatura, por sí misma no puede lograrlo. Ama en Mí el espíritu, no más que el espíritu que siente sobrenaturalmente bueno. Después de tantos males que recibió de todos vosotros, que habéis disfrutado de su debilidad, y que le habéis pagado los azotes del desprecio, viene a Mí, porque siente haber encontrado el bien, la alegría, la paz, que inútilmente buscó entre las pompas del mundo. Cúrate de esta lepra tuya que tienes en el alma, fariseo hipócrita. Aprende a juzgar rectamente las cosas. Despójate de la soberbia de tu inteligencia y de la lujuria de la carne. Estas son las lepras más hediondas de vuestras personas. Puedo curaros de la lepra del cuerpo, si me lo pedís, pero de la lepra del espíritu, no, porque no queréis curaros, porque os gusta. Esta quiere curarse. Y mira que la limpio, mira que le quito las cadenas de su esclavitud. La pecadora está muerta. Está ahí, en aquellos adornos de los que se avergüenza de ofrecerlos para que los santifique al usarlos en las necesidades mías y de mis discípulos, en las de los pobres que socorro con lo superfluo de los demás, porque Yo, el Señor del universo, no poseo nada, ahora que soy el Salvador del hombre. Ella está ahí en ese perfume derramado a mis pies, que ha usado, como ha usado sus cabellos, en la parte de mi cuerpo a la que no te dignaste dar un poco de agua fresca de tu pozo, a pesar de haber caminado tanto para traerte a ti también la luz. La pecadora está muerta. Ha renacido María. Es bella como una niña púdica. Se ha lavado con el llanto. En verdad te digo, oh fariseo, que entre aquella que me ama con su juventud pura y esta que me ama con su sincera contrición de un corazón que ha vuelto a nacer a la gracia, no hago ninguna diferencia; y al que es puro y a la arrepentida les doy el encargo de comprender mi pensamiento como no lo he hecho con nadie. Ella se honrará en dar el último tributo de honor a mi cuerpo, y recibirá el primer saludo después de mi resurrección, después de mi Madre". Esto fue lo que quise decirle al fariseo con mi mirada.

TAMBIÉN EN BETANIA, MARÍA REPITIÓ ESTO MISMO 
QUE FUE EL AMANECER DE SU REDENCIÓN. 

HAY ACCIONES PERSONALES QUE SE REPITEN 
Y MUESTRAN A LAS CLARAS EL GENIO DE LA PERSONA.

 GESTOS INCONFUNDIBLES.

A ti te hago notar una cosa, para alegría tuya y alegría de muchos. También en Betania, María repitió esto mismo que fue el amanecer de su redención. Hay acciones personales que se repiten y muestran a las claras el genio de la persona. Gestos inconfundibles. Pero en Betania, pues justo era, su acción no fue igual en todo a la de acá, sino más amigable dentro de su reverencia y adoración.
María ha caminado mucho desde aquel amanecer de su redención. Mucho. El amor la ha arrebatado cual torbellino hacia arriba y hacia adelante. El amor la ha consumado como una hoguera, destruyendo en ella la carne impura y haciendo en ella un espíritu purificado. Y María, cambiada con su dignidad de resucitada, como cambiada está también en sus vestidos, que son sencillos como los de mi Madre, con su arreglo, mirada, actitud, palabras, tiene un nuevo modo de honrarme. Toma el último de sus pomos de perfume que ha conservado para Mí, y me lo esparce sobre los pies, sin llorar, con una mirada alegre que el amor y la seguridad de haber sido perdonada y salvada la hacen, y me lo esparce sobre la cabeza. Puede ahora tocarme la cabeza. El arrepentimiento y el amor la han limpiado con el fuego de los serafines y ella es un serafín.

NO COMPRENDÉIS, POBRES ALMAS CUÁNTO OS AME EL 
SALVADOR. 

NO TENGÁIS MIEDO DE MÍ. VENID CON CONFIANZA, CON 
VALOR.

OS ABRO EL CORAZÓN Y LOS BRAZOS.

Dítelo a ti misma, María, mi pequeña "voz", dilo a las almas. Ve. Dilo a las almas que no se atreven a venir a Mí porque se sienten culpables. Mucho, mucho se ha perdonado a quien mucho ama. A quien mucho me ama. No comprendéis, pobres almas cuánto os ame el Salvador. No tengáis miedo de Mí. Venid con confianza, con valor. Os abro el corazón y los brazos.
Acuérdate siempre de lo siguiente: "No hago ninguna diferencia entre el que me ama con su pureza íntegra y el que me ama con su sincera contrición de un corazón que ha renacido a la gracia. Soy el Salvador. Acuérdate siempre de esto.
Ve en paz. Te bendigo."
IV. 594-596
Gesù Cristo il Salvatore
A. M. D. G.